Siempre he creído y creo que la navidad es un tiempo mágico. Nadie, por muy inmerso que se encuentre en el ruido cotidiano, no ha dedicado solo unos minutos a mirar a su alrededor.

La Navidad sucede, nos viene como nos llega la primavera. Un día hace demasiado frío y un manto blanco comienza a cubrir las montañas. Las gentes aumentan su actividad y las calles se llenan de luces y adornos.

Pero la magia a la que me refiero no consiste en canciones y ajetreo, sino en aquello que se produce en nuestro interior. Nuestro viaje comienza en la oscuridad, junto a las raíces del árbol. A medida que avanzamos vamos trepando por las ramas más viejas. Las que están cargadas de recuerdos, de objetos que todavía nos muestran de donde venimos.

Las ramas intermedias, representan nuestra aventura, el esfuerzo por diferenciarnos, por vivir aquello para lo que hemos nacido. El despliegue vital de nuestras habilidades, la fuerza para crecer, para superar todo aquello que se nos ponga por delante. Cuelgan adornos hechos a mano y otros como recuerdo de gestas alcanzadas.

Y más arriba, las ramas son pequeñas, y empiezan a escasear. Son jóvenes, muchas de ellas brotes de este año. Allí se encuentran nuestros sueños, nuestros proyectos, aquello que hemos sembrado, lo más joven y nuevo de nosotros mismos. Lo que hay que proteger y cuidar para que un día sea una rama fuerte y sana. Aquí hay pocos objetos, no queremos dañar su comienzo haciéndolas cargar con cosas de otros.

Y por último, en lo más alto, allá arriba, en el vértice, uniendo dos mundos, se encuentra la estrella: nuestra conciencia. La luz y guía de nuestro viaje. La que cubre de significado todo aquello que hacemos; por lo que luchamos, por lo que soñamos. La que nos recuerda que un día estuvimos ahí abajo, junto a las raíces. Y que el viaje ha merecido la pena.

Volverá a suceder, lo se. Un día la fuerza, el ímpetu de hacer, volverá, y nos robará el sueño de nuevo. Otra meta que nos hará crecer, luchar y descubrir que somos fuertes.

Junto al tronco, sobre el musgo, he dejado algunos regalos. Son para aquellos que comienzan. Son cajas cargadas de sueños, de hazañas, de metas por alcanzar, de héroes y heroínas que un día, hace muchos años, en una mañana fría como ésta, recogieron al pie del árbol su primer regalo de navidad.

Feliz Navidad